viernes, 4 de enero de 2008

Invierno

Descendió nuevamente la temperatura en esta Babel, siento frío, frío que cala hasta lo más hondo de mis huesos. Es un frío que no se asemeja a los de la fría montaña vestida de blanco, es un frío que duele, en los nervios adheridos a la carne, constriñe los músculos evitando el más mínimo movimiento, haciendo lento el pensamiento, confuso, vicioso, ahíto. No logro calentar mi sangre ni mis extremidades, no logro que el pensamiento fluya lejos de ti. Encalla como un viejo buque ballenero que no más ballenas cazará, cansado y medio lleno de su tripulación medio muerta, añeja, entumecida hasta en sus articulaciones rebosantes de sal, crujientes. Marinos muertos o a la muerte próximos, encallados en un puerto desierto y helado en medio de esta podrida Babel, que ni mar mas tiene, sólo el puerto inútil, como el barco y sus marinos con su aceite rancio de ballena. El frío enjuta aún más los gastados músculos de los marinos y el corazón que no es más que un músculo, cansado así este también fallece, desgastado, salado, congelado… frío…frío…frío. El hielo a mi puerto ha llegado…y ya no hay mar, ya no hay mar…

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